jueves, 28 de abril de 2016

Efecto Werther y efecto Papageno, las dos caras de la moneda en el suicidio


Goethe, el famoso escritor alemán del siglo XVIII, escribió en 1774 la novela "Las cuitas del joven Werther". Una novela epistolar, con tintes autobiográficos, que catapultó al entonces desconocido escritor a la fama. A través de cartas, Werther cuenta a un amigo su sufrimiento por un amor inaccesible que termina finalmente con el suicidio del protagonista. Muchos jóvenes de esa época, imitando al protagonista de la obra, decidieron suicidarse como solución a sus problemas por lo que el libro llegó incluso a prohibirse en varios países. Los jóvenes se vestían con chaleco amarillo, pantalón azul y botas, tal como vestía el protagonista en ese trágico momento, después se disparaban.

200 años más tarde, el sociólogo David Phillips, investigando el aumento de suicidios que acaecían el mes posterior tras aparecer en portada algún suicidio en noticiarios importantes, propuso el término "Efecto Werther" para este repunte de muertes suicidas.  La muerte de Kurt Cobain o Marilyn Monroe han sido el paradigma de esta teoría, por los suicidios que se produjeron tras sus muertes. Hay datos que apuntan un incremento de un 12% de muertes por suicidio tras la muerte de Monroe, por otro lado tras la muerte del músico varios adolescentes se suicidaron con notas de despedida en las que le mencionaban. Evidentemente esta no es la causa fundamental de estos suicidios, aunque quizás si un precipitante en aquellos seguidores con depresión e ideas autolíticas. Puede ser que se adelante en el tiempo algo que tarde o temprano iba a suceder. La manera de abordar la noticia sobre el suicidio también puede influir en crear o no el efecto Werther, eliminando el sensacionalismo y abordándolo de una manera más profesional. Debe evitarse glorificar o mitificar las muertes por suicidio, para prevenir este tipo de muertes en personas más sensibles y melancólicas que vean en esta acción una salida a sus problemas. Estudios de decada de1990 y 2000 en Korea, apuntan que hay un aumento de estas muertes los dos meses siguientes a la muerte de una celebridad (1). También tras el suicidio del futbolista Robert Enke, que se arrojó a las vías del tren y fue arrollado por un tren, muchas personas eligieron ese método para quitarse la vida (2).  Muchos expertos rechazan que se produzca un aumento de muertes, aunque si reconocen que se puede imitar el método de suicidio cuando previamente había planificación suicida al observar su eficacia. En los últimos años han muerto otras estrellas mediáticas sin que se haya hablado de un aumento de la incidencia de suicidio, por lo que tal vez es cuestionable si realmente existe un efecto llamada cuando se publica este tipo de noticias en los medios. Ahora tocaría hablar de ética periodística y el "Efecto Papageno", que es lo contrario del efecto Werther. Emitir en medios testimonios de personas que habían planeado suicidarse y finalmente descartan el plan porque encuentran alternativas mejores para seguir luchando, produce una disminución de las tasas de suicidio. El nombre, Papageno, también se debe a un personaje, esta vez el de la opera de Mozart,"La flauta mágica". Papageno desea quitarse la vida, pero unos espíritus infantiles le convencen de lo contrario. Tal vez, ante la muerte de alguna celebridad, sobre todo en población juvenil, debamos de tener más cuidado en la evaluación del riesgo de suicidio en pacientes con ideas de muerte.

Nuestra cultura está basada en la filosofía de la Antigua Grecia y el culto cristiano, que han clasificado el suicidio como una conducta censurable. Durante muchos siglos se ha condenado a los suicidas y sus familias a prácticas vejatorias, desde no poder dar sepultura según las costumbres y creencias de la época, a mutilar y lesionar el cadáver debido a supersticiones en las que si no se tomaban estas medidas, la persona muerta retornaría de un modo u otro para dañar a los que quedan en este mundo. Todo ello afecta directamente al concepto actual de suicidio, que continúa siendo un tema tabú en la sociedad actual, un tema vergonzoso para las familias y una muerte silenciada en los medios.

Silenciar las muertes por suicidio en mi opinión no ayuda a disminuir el fenómeno. Cada 40 segundos se produce un suicidio en el mundo. En los últimos 45 años han aumentado las tasas de suicidio en un 60%, siendo de las primeras causas de muerte en personas jóvenes. En estas cifras no se incluyen las tentativas de suicidio, que son 20 veces más frecuentes que los casos de suicidio consumado. Todo ello a pesar de ser una muerte silenciada. En 2012 se produjeron más muertes por suicidio que por accidentes de tráfico en mayores de 24 años, seguramente un incremento que se deba a la crisis económica iniciada en 2008.


¿Por qué  hay continuas campañas para disminuir la siniestralidad en carretera y no hay a penas programas específicos accesibles a la población para disminuir el suicidio?
 
El suicidio debe de ser una prioridad y se debe de estudiar el fenómeno de manera más precisa para mejorar su abordaje. En España ya existen programas específicos en varios hospitales. Poco a poco eliminaremos los tabús que rodean a esta muerte para disminuir su incidencia y que las familias de los fallecidos puedan recibir el apoyo y consuelo necesario de la comunidad. 

Más información:

Defunciones según la Causa de Muerte  Año 2012. Notas de prensa INE: http://www.ine.es/prensa/np830.pdf


DOCUMENTAL: La muerte silenciada, Documentos TV: https://www.youtube.com/watch?v=dgSsrzbkISA

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